El Secreto para Hacer que las Cosas Sucedan
Nuestra amiga María Teresa Chang nos envía este mensaje, creemos que vale la pena publicarlo completo...
El Secreto para Hacer que las Cosas Sucedan
Pierden tiempo. Pierden oportunidades. Pierden su vida.
A la espera del momento ideal y en la búsqueda de la perfección, un incontable número de personas viven postergando y apagando su propio éxito.
Metas sin cumplir. Sueños sin realizar. Oportunidades sin aprovechar. Y lo que es peor, a medida que el tiempo pasa, parece que les es más difícil tomar acción.
¿Conoces a alguien a quien esto le sucede? ¿Acaso la conoces íntimamente?
Las cosas no se dan por sí solas. Tú lo sabes. Requieren de un elemento fundamental: la acción.
Si la acción es la base del logro, la postergación —o lo que en términos prácticos es lo mismo, la parálisis— es el saboteador principal del éxito.
Suena elemental, pero es impresionante el desgaste, las frustraciones y el conformismo producto de un hábito que empobrece a millones: esperar que todo esté perfecto.
No sale el producto, no se envía la propuesta, no se da el paso, no se cierra el capítulo, no se inicia el camino, no se realiza la llamada, no se abre la conversación, no se asume la decisión… hasta que las condiciones sean perfectas.
¿Acaso hay tal cosa como las condiciones perfectas? ¡No!
Pareciera que muchos vivieran hipnotizados por la ilusión de una garantía que nunca llega: una vida 100% libre de equivocaciones. Y desde ese trance, el miedo a cometer un error —a que no sea perfecto, a que no sea exactamente lo que se quería— se come los días, las semanas, los meses y los años de quienes se paralizan por él.
¿Has estado esperando por las condiciones “perfectas” —el momento ideal, la certeza total, la claridad absoluta— para darte el permiso de avanzar o de probar algo?
Si es así, te entiendo. Yo también he estado allí, frenado por mi propia búsqueda de lo mejor. Pero como dicen, lo mejor es muchas veces enemigo de lo bueno.
¿Me permites una sugerencia? ¡Olvida la perfección!
No te estoy diciendo que adoptes la mediocridad; mucho menos que dejes de superarte. Busca la excelencia —el proceso de dar cada vez lo mejor de ti— pero suelta las amarras de un estándar que es inalcanzable.
Asume uno de los secretos fundamentales para avanzar hacia tus metas y lograr que las cosas sucedan:
No tienes que hacerlo perfecto,
tan sólo tienes que ponerte en movimiento.
Vuelve a leer la frase anterior. Si quieres escríbela en grande en una hoja de papel y pégala en un lugar que veas a menudo. Porque esa sola idea puede hacer la diferencia entre una vida limitada y la realización de tus metas.
El poder de esa filosofía es simple: movimiento —el que generas cuando te pones en acción— es la llave que abre la celda de la parálisis. Movimiento es el motor del aprendizaje. Movimiento es lo que hace que las cosas se den.
Puede haber talento, capacidades y conocimiento, pero si no se ponen en práctica sirven de muy poco. Las oportunidades se abren y se cierran cada día ante ti, pero sólo son tales cuando tú decides aprovecharlas. Seguro que hay gran potencial, pero sin movimiento no hay desarrollo.
A Microsoft, la famosa empresa del mega millonario Bill Gates, se le ha criticado muchas veces por lanzar productos al mercado plagados por bugs o defectos de programación. Pero hay algo que no se les puede negar: por más de dos décadas han estado en pleno movimiento y haciendo que las cosas sucedan. Y esto los ha llevado a constituirse como una de las compañías más poderosas del planeta.
¿Te imaginas qué sería del mundo si Microsoft todavía estuviera esperando a que el sistema operativo Windows estuviera 100% perfecto antes de lanzarlo al mercado? ¿O si yo hubiera decidido no publicar este artículo ante mi duda de si estaba gramaticalmente perfecto o no?
Una cosa es la implementación organizacional de filosofías como la de Calidad Total. Otra es que en tú, en lo personal, estés frenando tu progreso por condicionar tu avance a unas condiciones de perfección imprácticas e inalcanzables.
Uno de los secretos de los tremendamente exitosos, de los financieramente prósperos y de los espiritualmente plenos, es este: No pretenden hacerlo perfecto, tan sólo ponerse en movimiento.
La manera de “perfeccionar” algo es mejorar lo que ya está. Pero si ni siquiera hay algo todavía ¿qué se va a mejorar? Primero tienes que tener algo —en el papel, en la mente de otros, en el mercado, en tu experiencia y resultados— para luego poder optimizarlo.
No puedes mejorar lo que no has iniciado. Así que la fórmula es simple: ¡Arranca ya con lo que tienes! ¡Inicia el camino con lo que sabes! Ya sumarás, aprenderás y mejorarás sobre la marcha.
No significa que tomes decisiones sin evaluar alternativas y consecuencias. Pero asegúrate de que la “perfeccionitis aguditis” no te impida acercarte a tus objetivos.
¿Te vas a equivocar? Puede que sí. ¿Van a salirte las cosas mal? De vez en cuando. ¿Otros criticarán tu falta de “perfección”? Sí porque la crítica es el hobby preferido de quienes no se mueven.
Piensa en la alternativa: seguir postergando, perdiendo tiempo, abriéndole cada vez más espacio al temor al fracaso y agrandando la distancia entre tú y tus metas.
¿Cual es la clave? Nuevamente: no busques hacerlo perfecto, tan sólo asegúrate de ponerte en movimiento.
Si algo ha sido un acelerador de mi evolución personal, progreso profesional y prosperidad financiera, ha sido el seguir este principio.
Porque es cuando las cosas están andando que las respuestas aparecen y las oportunidades se manifiestan. Es al avanzar hacia lo que quieres que tus metas se acercan a ti.
Algunos esperan el momento perfecto, sin darse cuenta de que se les escapa una realización liberadora:
El momento perfecto lo puedes crear en cualquier instante, cuando decides pasar de la inacción a la acción, de la parálisis al movimiento y del temor a la excitación de saberte en movimiento.
El momento perfecto para actuar es ahora. Sí ¡ahora mismo! Con lo mucho o poco que sabes; con la poca o gran confusión que puedas tener; con la incertidumbre o certeza que estés sintiendo.
Toma la mejor decisión que puedas asumir con la información que tienes. Sigue tu intuición. Pero ¡decide! Recuerda que la peor decisión es la de la inacción.
¿Ha estado tu perfeccionismo limitando tu éxito?
¿Te encuentras postergando?
¿Paralizado por no contar con las condiciones “perfectas”?
La oportunidad de avanzar la tienes ahora. El momento es ya. Este es el instante para pasar de la parálisis a la acción.
Porque lo que hace la diferencia —y permite que las cosas sucedan— no es la perfección… sino la acción.
¿Acaso sigues esperando por algo o ya decidiste ponerte en moviendo?
Leopoldo Alcalá
Autor y Conferencista Internacional.
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