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Bitácora de la Comunidad de Articuladores de Tecnologías de Información y Comunicación

sábado, julio 02, 2005

Malos Entendidos: "El apetito inexplicable por lo ajeno" de algunos desarrolladores de sitios web

El Universal/Opinion/02/07/05: Leopoldo Brandt Graterol // M@los entendidos

EN NUESTRO ESCRITO anterior comentamos cómo nos filtraban emails, sin nuestra autorización, lo que impedía recibir anexos. En esta oportunidad nos referiremos a cuestiones legales y criterios errados, que surgen cuando ordenamos que nos diseñen un sitio web. Aunque es factible que existan códigos y programas que se hayan desarrollado y puedan ser usados en distintos proyectos, en la mayoría de los casos, casi la totalidad del trabajo es suministrado por el cliente y, en consecuencia, le per tenece.

Sería absurdo pensar que uno suministre ideas, diseños, e incluso planos para un carrito de compras, por ejemplo, y quien hace la página web pretenda atribuirse la propiedad de los mismos para poder venderlos a otro cliente. La experiencia en estos últimos años, ha probado que ni hay tantos clientes, ni estos desarrollos "innovadores" se adaptan a las necesidades básicas de la mayoría. Hay casos en los que se pretende que los logotipos registrados por el cliente, pasen a ser propiedad del desarrollador o que se le pague por clics en la página; o esquemas parecidos a los bancarios con porcentajes por venta realizada en línea.

Pero más asombroso aún, que este apetito inexplicable por lo ajeno, es el hecho de que en la mayoría de los casos no se documenta ninguno de estos compromisos y/u obligaciones, o el desarrollador se niega a firmarlos o a garantizar la obligación principal: que se pueda hacer una simple compra. En algunos casos, se termina presionando al cliente, a quien no se le entrega el trabajo a tiempo, amenazándole de que no se le traspasará el dominio de su página web, si no se le hace el pago final por el desarrollo inoperante o inconcluso.

Estoy consciente que lo tecnológico y lo legal no avanzan al mismo tiempo, más bien lo primero tira de lo segundo, pero delimitar las obligaciones redunda en beneficio de ambas partes y del mercado mismo en el cual todos convivimos. Obviamente el comentario antes mencionado no aplica a la generalidad de los desarrolladores de páginas web, pero son de este tipo, los casos envueltos en potenciales conflictos legales que tanto nos gusta examinar, analizar y comentar. Los que ordenan las páginas web parecieran seguir esta línea de "desconocimiento", donde la reducción de costos priva sobre lo legal, hasta que los problemas se presentan.

lbrandt@telcel.net.ve